martes, 18 de abril de 2017

No hit–No run: Proeza de muy contados lanzadores

Aquino Abreu, el único lanzador
en lograr dos juegos
consecutivos de cero jit
cero carrera en  la historia
del béisbol revolucionario cubano
Por Reynaldo González Villalonga

Lograr un juego sin permitir anotaciones ni indiscutibles, constituye una de las mayores aspiraciones para cualquier lanzador de béisbol. Pero ello no resulta nada fácil, como quedó demostrado el día 7 último del actual mes, durante el IV Campeonato Nacional Sub–23, cuando el zurdo de Santiago de Cuba, Ulfrido García, quedó a un strike de alcanzarlo ante el equipo Granma. 

De haberlo materializado, representaría el tercero de ese tipo en dicha categoría, pues los dos anteriores tuvieron lugar el 11 de septiembre de 2014 y el 21 de julio de 2015.

Acorde con las estadísticas, de los desafíos sin jits ni careras se computan 53 en Series Nacionales y Selectivas. El primero lo propinó Aquino Abreu, con el equipo Centrales contra Occidentales, el 16 de enero de 1963, con anotación de 10 por cero. Nueve días después lo repitió consecutivamente ante Industriales, con pizarra de 7 por cero, marca aún vigente.



El más reciente encuentro de esa envergadura tuvo lugar el 9 de noviembre de 2013, a cargo de Freddy Asiel Álvarez, de Villa Clara, contra Sancti Spíritus, una carrera por cero.

La mayor cantidad de partidos sin carreras ni incogibles en la pelota revolucionaria cubana corresponde al año 1982, con cuatro, seguido de dos en once temporadas.y uno en el resto, para completar 53 en Series Nacionales y Selectivas.

De todos los lanzadores que tuvieron tan relevante actuación sobresale Juan Pérez Pérez, el único en no tolerar carreras ni imparables en 3 juegos; dos con Camaguey y uno con Ganaderos, consecutivamente en 1973, 1974 y 1975.

En relación con las dos decenas de juegos de esas características registrados en la Unión Atlética Amateur de Cuba (UAAC), el primero corresponde a Ramón Goizueta, quien el 16 de junio de 1915, con el Vedado Tennis Club, se impuso 2 por cero frente al Club Atlético de Cuba.

Conrado –el Premier– Marrero es el único pitcher amateur en Cuba que se apuntó tres encuentros sin jits ni carreras, siempre con el Cienfuegos. El primero, el 11 de septiembre de 1938, 4 por cero ante el club de la Universidad; el segundo, el 24 de mayo de 1942 –con 35 escones consecutivos, desde el 17 de julio–, 4 por cero contra el Vedado Tennis Club, y el tercero, el 20 de agosto de 1945, 6 por cero, frente al Miramar Yatch Club.

Hasta 1956, el último partido de esa clase lo propinó Rolando Pastor, del Círculo de Artesanos, ante el club San Carlos, el 5 de agosto; mientras que el único tirador del Club Deportivo Matanzas –Campeón Nacional en 1943 y 1945– en lograrlo resultó Juan Suárez, el 8 de junio de de 1947, contra Santiago de las Vegas, 5 x 0.

En el amauterismo insular descuella la actuación de Miguel Oliver, que durante un encuentro de 1954, con el equipo Wajay, retiró en sucesión a 27 bateadores del club Ferroviario, pero en el décimo inning perdió lastimosamente el choque al conceder dos bases por bolas y aceptar un jit. Más cerca de la gloria no pudo estar, pero el juego “no se acaba hasta que se acaba”.

En la Liga de Béisbol de la Isla de Cuba, correspondiente a la etapa colonial, la primicia se le atribuye a Carlos Macía, del club Almendares, con score de 38 por cero contra el club Carmelitas del Fe.

El segundo encuentro de esa relevancia en el siglo XIX se escenificó el 14 de julio de 1889, a cargo de Eugenio de Rosas, del club Progreso, contra el Cárdenas BBC, 8 carreras por cero.

Con respecto a las temporadas de la pelota profesional cubana del siglo XX se distingue la de 1936 con Raymond –el Jabao– Brown, del Santa Clara, vencedor del Habana, durante la serie triangular entre estos dos equipos y el visitante Cardenales de San Luis.

Aunque se considera un partido de categoría semiprofesional, Eustaquio –Bombín– Pedroso, prácticamente retirado de las actividades beisboleras, reapareció en un encuentro de 1932 y propinó 0–0 al equipo Toros de Paredes.

Hasta 1943 no se produjo un acontecimiento de tal índole, cuando el 11 de diciembre Manuel
Cocaína– García, con el club Habana, se impuso 5 por cero al Marianao. Dos años después, el 3 de enero, Tomás de la Cruz logró tal hazaña con el Almendares ante el Habana, 7 por cero.

El último juego de esa categoría en el pasado siglo se registró el 6 de febrero de 1950, cuando Rogelio –Limonar– Martínez doblegó al Almendares 6 por cero.

Pero resulta que también serpentineros cubanos alcanzaron tan cimero galardón en otras tierras de la región. Es el caso, entre otros, del matancero Martín Dihigo, quien el 21 de agosto de 1932, lanzando para el club Concordia, además de ponchar a 15 contrarios, derrotó 4 por cero al Cincinnati de La Guaira, correspondiente a la Liga de Verano de Venezuela. El 18 de septiembre de ese año, en 10 entradas de actuación, estrucó a 18 rivales del club Caribe.

Asimismo, Dihigo, conocido como El Inmortal, también dejó su huella en la Liga Mexicana de Béisbol, el 16 de septiembre de 1937, al guiar al equipo de Veracruz a una victoria de 4 por cero ante el club Nogales, primero en lograr tal record en el circuito azteca., con un total de 119 victorias y solo 57 reveses y una efectividad de 2,84.

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